lunes, mayo 05, 2014

Vivir en el país donde la protección al hampa es lo importante

alley_by_Sliverz

Esta mañana me asaltaron, pero para ser sincero debo reconocer que toda la culpa fue absolutamente mía, una estupidez de mi parte, no sé en que estaba pensando en el momento, tal vez aún estaba atolondrado por el viaje que había hecho previamente.

El fin de semana pasado lo disfruté mucho con mi hijo, con su mamá, con sus abuelitos y con una prima de mi nené por el área de Río Caribe. Mi hijo cada vez está más grande e inteligente, cosa que le agradezco mucho a Dios, a su mamá y a sus abuelos maternos. Para regresar a Caracas, (yo solo),  conseguí pasaje por transporte terrestre con una de esas empresas no muy reconocidas que habilitan autobuses para rutas donde las compañías tradicionales ya tienen todos sus cupos vendidos. Más o menos como a las 8:00 pm del pasado domingo salí de Carúpano con destino a la capital venezolana.

Como a las 4:20 am de hoy el autobús en el que yo venía se estacionó cerca de un terminal privado de otra línea completamente diferente y por eso no entró allí. Esperé un rato a que entregaran mi maleta grande, (además de eso llevaba un bulto de mano), a unos diez minutos después me lo entregaron. Revisé alrededor del lugar y la verdad no pude divisar ningún taxi. En mi historial de viajes, tal vez unas dos veces llegué a aquel terminal y siempre conseguía un carrito que me llevaba a casa pero esta vez, supongo que por la hora, no habían taxis disponibles por el área, o al menos yo no vi.

Me di cuenta entonces, que varios de los que viajaron conmigo empezaron a caminar rumbo a la estación del Metro que estaba cerca, más o menos una o dos cuadras, y aquí es cuando tomo mi decisión estúpida y también empiezo a caminar rapidamente rumbo a mi casa, que también estaba cerca pero me desviaba mucho en cierto punto con respecto a la ruta hacia el Metro.

Y así fue, me quedé solo en mi caminata arriesgada y aceleré bastante el paso, comencé a entrar a la urbanización donde vivo y justo al frente de una edificación gubernamental que está allí, (que tiene torres de vigilancia aunque vacías), de repente se estacionó un carro marrón viejo, no sé mucho de autos pero diría que era un Malibú, y de allí se bajó un tipo con una gorra cubriéndose los ojos. Yo empecé a temblar y me frené.

El tipo se sacó una pistola (no sé si de juguete o de verdad, que es lo que me han dicho varios, pero de pana no me iba a poner a averiguar), mientras que el otro sujeto se quedó en el auto porque era quien manejaba. El tipo se me lanzó, me volteó contra la pared y me dijo que me quedara quieto, yo por supuesto no me opuse a nada. El bulto de mano lo abrío pero vio que habían varias cosas así que no busco mucho y decidió quedarselo completo, allí el premio mayor era una Cámara Sony DSC-H3 con 4 Gigas de Memoria, de resto solo habían útiles de aseo, un pasa-montañas, y protectores gástricos.

Después el personaje abrió la maleta grande, me sacó toda la ropa a la calle y allí encontró un Nintendo DS de otro primo de mi hijo, el aparato tenía problemas con la Memoria y yo me lo había traído para arreglarlo. Ese fue el otro premio mayor. También me arrebató mi celular que no era la gran cosa, un Samsung 5500 que hace como tres años me costó BsF. 700, la cartera que no tenía más de BsF. 200 también se la llevó con mi cédula, dos tarjetas de crédito y una de débito. La cizaña del hombre era bastante fuerte porque me abrió la chaqueta para ver si llevaba en el cuaello alguna valiosa cadena pero únicamente tenía un escapulario sencillo, apenas lo vio me lo reventó y lo arrojo al suelo. Me buscó en los bolsillos, encontró mis llaves para entrar a casa y también se las quedó.

Al terminar con la revisión y el arrebato de objetos ajenos el tipo me empujó hacia una zanja al lado de la pared y caí acostado de espaldas, justo en ese momento sentí que me colocaba la pistola por la nuca y entonces yo asustadísimo le digo al hombre: –“Pana, por favor no me hagas daño, ya te colaboré, te entregué todo lo de val…”. –“¡CÁLLATE %$&*#@!, ¡YO HAGO LO QUE ME DÉ LA GANA!” me interrumpió cuando le suplicaba. El tipo apoyó más fuerte su arma en mi nuca y yo empecé a rezar un Padre Nuestro con mi voz temblorosa y alta a la vez a ver hasta donde llegaba…

En ese momento no se me vino a la mente como muchos dicen, que si toda la vida en un minuto. Justo en ese instante mientras rezaba se vino a mi mente el rostro de mi hijo, de mi nené, solo su rostro y a la vez pensaba, –“Solo te duré 2 años y ni siquiera 2 años por completo, sino por raticos”.

Seguí con mi oración, no llegué ni a la mitad del Padre Nuestro cuando dejé de sentir el arma y escuché arrancar el auto, esperé unos segundos antes de levantarme y empecé a recoger la ropa que quedó botada en la acera y la metí en la maleta. Sí, la maleta grande le pareció al sujeto un fastidio y no se la llevó.

Empecé a correr la cuadra y media que me faltaba para llegar a la calle donde estaba mi casa, el detalle es que en la urbanización cada calle está cerrada con un portón eléctrico, así que al llegar estaba todo cerrado, solo me quedaba empezar a gritar a mi mamá y confiar en Dios que me escuchara.

Pues mi mamá no me escuchó, mi perro Oliver sí y otros tantos canes de la cuadra también, algún vecino escuchó el alboroto perruno poco usual y de seguro se asomó y me vio en el portón gritando. No sé quien habrá sido pero me reconoció y por control remoto me abrió el portón y logré pasar. No me di tiempo para determinar de donde había salido la ayuda y corrí hasta la casa. Seguí gritando a mi mamá hasta que se dio cuenta y por fin ya estaba a salvo en el hogar.

Después de hacer las llamadas repectivas para bloquear las tarjetas de crédito y débito, el número celular, cambiar contraseñas de Gmail, Facebook, Twitter, entre otras, como a las 7:00 am salí con mi mamá al módulo policial más cercano para poner la denuncia del robo. Es aquí cuando al nerviosismo, al miedo, a la ansiedad ya existentes, se le agregan los sentimientos de rabia e impotencia. Y esta es la razón por la cual le doy el título que le doy a esta historia.

Llegamos al módulo y de una nos recibe uno de los policías con una mirada un tanto intimidante y nos dice: –“¿Qué se les ofrece?”. Yo comienzo a explicarle los hechos acontecidos y el oficial me interrumpe: –“¿Y tú tienes las facturas de esos equipos, o recibos para hacer la denuncia?”. Yo le respondo que no, que esos equipos se compraron por Amazon. ¿Cuál fue su valiosa respuesta?. –“Aaaah no, si no tienes ninguno de esos papeles lo único que puedes hacer es una notificación DE QUE TUS DOCUMENTOS PERSONALES FUERON EXTRAVIADOS durante un robo en tu contra, pero esa notificación no se hace aquí en el módulo sino que debes ir al CICPC más cercano”.

Que arrecho, me roban, pero no puedo denunciar el robo, solo puedo notificar que se me perdió la cédula, y además debo ir a otro lugar a hacer la dichosa notificación.

Voy al CICPC, un tanto más retirado de mi casa, cuando llegó allí, nuevamente me encuentro con miradas intimidantes de los funcionarios, viendome de pies a cabeza, como si el que cometió un délito era yo y venía a entregarme. Traté de olvidar lo que me había dicho el policía anterior y empecé a comentar en el CICPC mis intenciones de poner la denuncia del robo. La respuesta fue la misma, que sin facturas ni recibos solo podía hacer una notificación de la pérdida de mis documentos.

¡DÍGANME SI ESTE SISTEMA SOLO ESTÁ DISEÑADO PARA PROTEGER AL DELINCUENTE!, ¡ESTO NO PROTEGE POR NINGÚN LADO A LAS VÍCTIMAS!, ¡DUDAN DE LAS VÍCTIMAS Y PERMITEN LA LIBRE ACTUACIÓN DEL HAMPA!

Tan sencillo como eso…

Con resignación dejé que hicieran la miserable notificación que anotan en un cuaderno allí, la firmé y anoté en un papel el número de Folio y página donde la escribieron porque ni siquiera tengo derecho a una copia de la misma.

Con esto termino mi relato de lo que me aconteció hoy, víctima de mi estúpidez y debido a eso víctima de la protegida delincuencia que nos domina, que nos rodea. Más tarde traté de sacarme la cédula en una oficina del SAIME y después de unas horas de espera me dijeron que no me la podían sacar porque tenía abierto un trámite de pasaporte, que sí quería que me entregaran la cédula debo ir a partir de mañana, madrugando bien tempranito, más o menos como a la hora en que me robaron hoy, a cualquiera de los Operativos Móviles de entrega de cédulas que se hacen en la ciudad.

¿Habrá algo que funcione por estos lados?. Yo creo que sí, pero sin duda la delincuencia tiene la respuesta, y además son los grandes beneficiados.

Son muchos los sentimientos encontrados hoy… …no hay apoyo de nada ni de nadie… solo queda Dios y nuestras familias, no queda más… no tengo más palabras ahora…

Nos estamos leyendo, cuídense mucho…

3 comentarios:

Charlie dijo...

Que mal lo que te ocurrió, eso pudo pasar a cualquier hora del día o de la noche a cualquier persona, hay que ir siempre de varias personas y sin llamar la atención.

Manuel Garcia dijo...

Dios y familia es lo único que queda mi pana, mas triste y cierto imposible. Agradecido de que te encuentres bien te deseo mucha suerte y que le dures 100 años al mini-kaizer. Un abrazo.

Darthgirius dijo...

Uh, que mierda! he estado en esas 3 situaciones (no juntas), el tomar una mala desicion que te lleve a que te roben. La impotencia y mierda que es que te roben y la sensacion que te deja e ir a la policia y que te boludeen como si fueras un nene de 5 años que se queja de que lo miren mal y no te den pelota...