Suele ocurrir y hoy me tocó el turno…
Me escapé al mediodía de la oficina para hacer un retiro de dinero al Banco. La sede del Banco al que fui tiene un sistema de atención por medio de tickets que uno genera automáticamente en un aparato que cumple esa labor. Para ser atendido en una de las taquillas uno puede usar la tarjeta de débito para obtener un número supuestamente “preferencial” sobre las otras personas que no tienen cuenta y de esta forma ser atendido más “rápidamente”. Como yo ya he tenido experiencias nada afortunadas, decidí generar dos tipos de tickets para ser atendido: el de ahorrista y el de cliente “externo”.
Como cliente con cuenta en el banco obtuve el número “881” y supuestamente 10 clientes de espera adelante mío. Como cliente externo obtuve el número 192 y 40 y tanto clientes que iban antes.
Pasaron 3 números: 871, 872 y 873. -“¡Ja, hoy si me van a atender rápido, carajo!” pensé y decidí darle al portero del establecimiento el ticket con el número 192 para que se lo diera a otra persona. ¡ERROR FATAL!
Bastó lo que hice para que comenzaran a pasar clientes con números cuya centena era diferente a la mía, es decir: 154, 155, 156, 157, 723, 724, 725, 942, 943, 944, 945… y además avanzaba rápido la cuenta porque ya muchos usuarios habían decidido irse y no realizar transacción alguna. La aceleración vertiginosa de clientes con números que no empezaban por “8” era increíble… y yo ahí esperando como un buen pendejo.
176, 177… 183, 184, 737, 739… 745, 961, 962… 968, de vez en cuando avanzaban los “8”… eran las 12:35 pm, (ya tenía como 32 minutos allí) cuando anunciaron el “880”, un motorizado con un bulto con aquel #$&%"@ montón de billetes amarrados con liguitas y ese montón #$&%"@ de recibos para hacer consignaciones del #$&%"@ y entre tanto las demás taquillas en lugar de llamar al “881” que tenía yo, se ponen a atender los 742, 743, 952, 953, 954, ¿y a qué no adivinan?… ¡SÍIIIIIIIIII! ¡PASÓ EL 189, EL 191 Y EL “192”!
El “192”… el número que había tenido en mis manos y que le había entregado como 40 y algo de minutos antes al portero porque en aquel entonces pensé que me iban a atender súper-rápido con mi todo-poderoso “881”.
Atendido el “192” y yo a punto de explotar, una de las taquillas procede a llamar al 193 y el cliente no aparece… en la misma taquilla llaman por fin al “881” y rápidamente me dirijo hacia allá… cuando voy a hacer mi transacción una mano toca mi hombro y escucho una voz que me dice: –“Amigo, ¿qué número tienes tú?, porque yo tengo el 193”… Creo que mi rostro para ese momento no estaba normal, y con voz de ultratumba le dije: “Ocho-ocho-uno” y di media vuelta e hice que me atendieran inmediatamente en la taquilla sin remordimiento alguno pero si con mucha arrechera y frustración. Nadie se atrevió a objetar nada.
Nos estamos leyendo…
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