No queda más que quitarse el sombrero ante el pueblo chino. Una hermosa y majestuosa clausura de los Juegos Olímpicos la que nos mostraron el día de hoy. Yo quisiera comentar muchas cosas sobre lo que todos vimos a través de nuestros televisores, pero simplemente al igual que la inauguración, uno humildemente se queda sin palabras ante tanta armonía, sincronía, belleza, organización, esfuerzo, trabajo duro, en fin, toda una exquisitez visual que demuestra el gran valor de esa nación oriental.
También hay que reconocer el triunfo olímpico de China en el aspecto deportivo: 51 medallas de oro y 100 en total, un reflejo del gran trabajo a conciencia que estuvieron haciendo a lo largo de estos años para convertirse así en los ganadores absolutos del evento que organizaron. Aún se repiten en mi cerebro las palabras que le escuché al Embajador Chino en Venezuela esta mañana reconociendo que todavía les falta mucho por mejorar en su nación y que van a seguir trabajando por superarse. Que no daría yo porque esas palabras se escucharan (y se aplicaran) con más frecuencia no sólo aquí en Venezuela sino en nuestra región latinoamericana. Los chinos que nos han enseñado lo que nos han enseñado buscando superarse a si mismos, mientras que por estos lados nos contentamos con resultados de menor valor y que se obtienen con menor esfuerzo.
Ya sé que pueden decir que es muy fácil estar escribiendo aquí en este blog 3 tonterías sobre la actuación en las olimpiadas de nuestros atletas, pero es la impresión personal que estoy teniendo desde hace unos días. En todos los canales de TV y radio y en la prensa, he apreciado como coinciden los comentarios de “estar orgullosos de nuestra delegación”, “hicieron lo que pudieron”, “fue un gran trabajo”, “lo importante es participar”, “esto es un gran fogueo para nuestros atletas” y el que considero como peor de todos: “no importan que no traigan medallas”. ¿Qué diferencia con la forma de pensar oriental, no les parece?.
Por ejemplo, me imagino que trabajé en un proyecto “X” durante 2 meses en la empresa, cuando llega el momento de la evaluación de mi trabajo, el resultado es que no cumplí con los objetivos planteados y escasamente la aplicación desarrollada tiene un 30 y algo por ciento de funcionamiento prometido, esto implica que se perdió tiempo y por supuesto dinero. Ehhh… creo que mi jefe lo menos que me diría es: -“No importa Juan Carlos, hiciste tu mejor esfuerzo, fue un gran trabajo, aunque la verdad no cumple con lo solicitado y la verdad es que no nos sirve para nada. Pero está bien porque lo intentaste. Estamos muy orgullosos de ti. La próxima vez será”. En realidad la sentencia sería: -“Juan, creo que es el momento oportuno para que demuestres tus habilidades en otra empresa y haciendo otras cosas. ¡Hasta luego y suerte!”.
Tal vez sea un error mío comparar mi trabajo o el trabajo normal de cualquier persona para ganarse la vida con lo que debe mostrar un atleta representando no sólo a un país sino así mismo, pero es la impresión que tengo en estos momentos, y de cierta forma y aunque suene crudo y a la vez rudo, siento que se está congratulando demasiado al conformismo.
Me gustaría escuchar otro tipo de comentarios en los medios de comunicación y por parte de los mismos deportistas, algo así como “tenemos que seguir trabajando en los próximos años para estar entre los mejores antes de ir a una competición de alto nivel como ésta”, “no podemos estar contentos con nuestra participación ya que nuestro país y nosotros merecemos algo mejor”, “tenemos que fijarnos mayores retos a cumplir antes de venir a enfrentarnos con atletas de mayor nivel y por supuesto superarlos”, “tenemos que entregar el 150% de nosotros”, y por supuesto cumplir con todas esas consignas, que no se queden sólo en palabras ante las cámaras y se desvanezcan en el tiempo.
Así como nosotros, los seres humanos comunes que no tenemos facultades deportivas avanzadas como para estar en unas olimpiadas, debemos salir cada día a hacer lo que mejor sabemos para ganarnos la vida y nos enfrentamos a cuanto reto se nos presenta, quisiéramos que nuestros atletas hicieran lo mismo en sus categorías, para que en verdad en un futuro cercano puedan recibir realmente las felicitaciones y el reconocimiento no sólo del país sino del mundo por los verdaderos logros que lleguen a obtener. Es algo simple y hermoso que se comenzará a obtener simplemente cambiando nuestra forma de pensar. El día que comencemos TODOS a pensar y actuar de esa forma, los éxitos comenzarán a llegar, no sólo a nivel deportivo, sino en todos los ámbitos: económico, desarrollo, social, educativo, en fin, todo lo que se puedan imaginar. Basta echarle un vistazo a la tabla de medallas y apreciar cuáles son los países que figuran en las primeras posiciones y creo que más o menos coinciden con las naciones con mayor crecimiento y/o estabilidad del mundo. Algo así como -"Dime cuántas medallas se llevó tu país y te diré cuál es la situación de tu nación”.
Oops!, sin querer queriendo ya se me alargó demasiado este post, vamos a ver si alguien lo llega a leer completo. Espero no caer en conflicto con nadie por lo que acabo de escribir, es tan sólo mi modesta opinión respecto al asunto y bienvenidos sean los comentarios tanto en contra como a favor (si los hay, jejeje).
Ah sí, se me olvidaba. El próximo domingo 31 de agosto estaré participando en The Human Race 10K de Nike aquí en Caracas, (¡también es el día mundial de los Blogs!) como meta personal espero hacer mi recorrido de 10 kilómetros en al menos una hora, si lo hago me sentiré muy feliz. Ahora sí termino con este post, mil gracias por darse una vuelta por aquí.
Cuídense, nos estamos leyendo…
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